El encuentro amistoso entre España y Ecuador había sido marcado en la agenda por Vicente del Bosque como una oportunidad para ver a los jóvenes que aspiran a estar en la Selección, pero quienes brillaron fueron los actores secundarios de un combinado nacional, que hizo gala de contar con numerosos recursos.
Era el partido de los jóvenes, pero también tenía algo de especial para quienes no habían estado en la Copa Confederaciones, como Álvaro Negredo; o quienes se ven enviados al banquillo, cuando los actores principales están en plena forma, como Cazorla. En medio de este panorama, España demostró que no ha perdido la autoridad, a pesar del traspiés de la Copa Confederaciones, y bastaron destellos de brillantez para liquidar a un combinado de Ecuador, escaso de ideas y calidad y todavía conmocionado por la inesperada muerte de Christian Chucho Benítez.
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